Érase una vez un niño llamado Alfredo, muy bueno y cariñoso con todos, sobre todo con sus padres y hermanos. Todos decían de él que era algo especial, debido a su gran corazón.
Todos los días pensaba en cómo poder ayudar a los demás, todo lo que sus padres le daban de dinero, no lo gastaba y lo ahorraba en su cartilla de ahorros para poder reunirlo a final de mes y mandarlo a los países pobres, para poder vacunar a muchos niños. Seguir leyendo...
2 comentarios:
me alegro tiooooo oooooooooo felicidades
muy bien francisco felicidades
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